Discursos Reales

Mensaje de SM el Rey a los participantes en la Conferencia internacional sobre el fortalecimiento del diálogo de civilizaciones y el respeto de la diversidad cultural

SM el Rey Mohammed VI ha dirigido un mensaje a los participantes en la Conferencia internacional sobre el fortalecimiento del diálogo de civilizaciones y el respeto de la diversidad cultural, cuyos trabajos se celebran del 30 de septiembre al 2 de octubre en Fez, bajo el alto patrocinio del Soberano.

He aquí el texto íntegro del mensaje real que ha sido leído por el ministro de Estado, Abdellah Baha.

"Loor a Dios, la oración y el saludo sean sobre nuestro señor Enviado de Dios, su familia y compañeros

Señor Director General de la Organización Islámica para la educación, las ciencias y la cultura,

Excelentísimo Señor Presidente, Secretario General de la Organización Internacional de la Francofonía,

Excelencias, Señoras y Señores,

Es para Nosotros un real motivo de orgullo que la ciudad de Fez, capital cultural y espiritual del Reino de Marruecos, acoja esta importante Conferencia internacional  sobre el fortalecimiento del diálogo de culturas y civilizaciones y el respeto de la diversidad cultural.

En primer lugar, nos complace dar la bienvenida a las eminentes personalidades intelectuales y de la cultura, políticos, economistas, periodistas y actores de la sociedad civil, que toman parte en esta manifestación, en tanto que honorables huéspedes en su segundo país, Marruecos.

 Queremos aprovechar igualmente la oportunidad para resaltar los incesantes esfuerzos desplegados por Dña. Irina Bokova, Directora General de la UNESCO,  y el Dr.  Abdelaziz Othman Altiwijri, Director General de la ISESCO, así como Nuestro Hermano, Su Excelencia el Sr. D. Abdou Diouf, Secretario General de la OIF, por disponer espacios constructivos de intercambio de puntos de vista entre personalidades de diferentes horizontes, promover la diversidad cultural y proteger la libertad de expresión.

Nos enorgullece que Reino de Marruecos, sea miembro dinámico de estas importantes Organizaciones y un miembro fundador de la Alianza de civilizaciones. Así pues, no vamos a escatimar esfuerzo alguno en continuar apoyando la acción de las mismas, además de contribuir a la puesta en práctica de sus respectivas Cartas, participando activamente en la defensa de los nobles valores que preconizan.

La mejor prueba de este efectivo compromiso está en la adhesión del Reino de Marruecos a los criterios internacionales adoptados por la UNESCO y la ISESCO, particularmente aquellos contenidos en la Convención para la Protección y la Promoción de la Diversidad de Formas de Expresión Cultural, adoptada por los Estados miembros de la UNESCO en 2005, amén de la declaración islámica sobre la Diversidad Cultural, adoptada por la 5ª Conferencia islámica de ministros de Cultura en 2004.

Excelencias, Señoras y Señores, 

Tenemos la íntima convicción de que el refuerzo del diálogo de culturas y civilizaciones así como el respeto de la diversidad cultural, no podrán ser una realidad concreta mundial sin un previo arraigo nacional, permitiendo la adopción de sus nobles objetivos  por todos los  ciudadanos.

De este modo, partiendo del secular capital histórico del Reino y de su genuina identidad, forjada sobre la interacción positiva entre los elementos de la unidad y de la diversidad, la nueva Constitución marroquí ha consagrado la armoniosa mezcla entre los afluentes de la identidad nacional y la adhesión a los valores universales.

Así pues, paralelamente a la consagración de una verdadera Carta de derechos y libertades fundamentales, y otorgar primacía a la tolerante religión islámica con respecto al referencial nacional, la Carta Magna del Reino ha subrayado el aferramiento del pueblo marroquí a los valores de apertura, moderación, tolerancia y diálogo, así como el mutuo entendimiento entre todas las culturas y las civilizaciones humanas.

En este sentido, reafirma la cohesión y diversidad de los componentes de la identidad nacional unitaria, fusionándose el árabe-islámico, el amazig y el sahariano-hassaní, enriquecidos por sus afluentes africano, andalusí, hebraico y mediterráneo.

Amén de considerar el amazig, junto con el árabe, como lengua oficial del Estado, la Constitución ha asignado al Estado la misión de obrar por la preservación del hasaní -en tanto que parte integrante de la unidad identitaria cultural marroquí- así como proteger las hablas y expresiones culturales existentes en Marruecos, además de obrar a favor del dominio de las lenguas extranjeras más utilizadas en el mundo.

En el marco de esta misma visión societal plural, el acceso a los medios públicos de comunicación ha sido condicionado por el respeto del pluralismo lingüístico, cultural y político de la sociedad marroquí.

Por otra parte, insistimos en el papel del sistema educativo y de formación, en tanto que espacio destacado para educar a las jóvenes generaciones en el seno de los valores de la tolerancia, el diálogo y la apertura.

Excelencias, Señoras y Señores,

En Nuestra calidad de Emir de los Creyentes, somos garantes de la libertad  de ejercicio de cultos.

Al asumir esta sagrada misión, Nos hemos empeñado, desde Nuestra accesión al Trono, a llevar a cabo una profunda reestructuración del campo religioso nacional, con el fin de preservar la seguridad espiritual de los marroquíes, en el seno de los verdaderos valores del islam, según los principios del maliquismo que aboga por la moderación y la tolerancia, lejos de cualquier oscurantismo o radicalismo.

El Emirato de los Creyentes garantiza el respeto de las creencias de todos los componentes de la sociedad marroquí y preserva sus ancestrales tradiciones, erigidas sobre la apertura y la interacción positiva, particularmente en su entorno africano.

En este contexto, queremos manifestar Nuestro profundo orgullo por los vínculos religiosos y espirituales que siempre han unido a Marruecos con numerosos pueblos del África occidental y central.

Partiendo de Nuestro convencimiento de la nobleza de los principios de la religión musulmana, que preconiza la paz y la fraternidad, constantemente desplegamos los esfuerzos por mostrar la verdadera imagen del Islam, que han desfigurado determinadas campañas tendenciosas y rencorosas, que aprovechan el fanatismo y el ostracismo difundidos por algunos propagandistas de la religión musulmana para hacer la amalgama entre su esencia basada en la moderación y el término medio y los actos violentos y destructores asumidos por los grupos extremistas y terroristas.

Sin embargo, la historia del islam desmiente todas estas tesis erróneas, dado que los musulmanes, vivieron lado a lado con distintas comunidades religiosas, en Oriente o en el Magreb, dando prueba de un espíritu de ayuda mutua, de entendimiento y de tolerancia.

La mejor prueba de ello son las relaciones de intercambio que se tejieron de manera sólida a través de los siglos entre los musulmanes y los no musulmanes del contorno Mediterráneo. Esta simbiosis permitió una amplia contribución al desarrollo del pensamiento y del conocimiento así como al florecimiento de las artes y oficios, enriqueciendo de este modo la civilización humana.

He aquí la vía de la prudencia, que nos recomienda erigir el diálogo entre civilizaciones y culturas en una prioridad crucial, sobre todo dentro de una coyuntura marcada en nuestra época por la inestabilidad de las referencias y por el aumento del terrorismo ideológico, el crimen transnacional, la xenofobia, la islamofobia, el antisemitismo y otras discriminaciones.

Tenemos la certidumbre de que el diálogo constructivo y permanente entre los Estados así como la multiplicación de foros internacionales y regionales, sobre la interacción de las culturas y la coexistencia de las confesiones, obrando por la integración de los jóvenes y de la sociedad civil en sus labores, constituyen medios que van a contribuir en afrontar los fanatismos y ostracismos, mediante medios pacíficos y civilizados.

No obstante, hay que evitar los enfoques simplistas, que reducen la apertura y la interacción, a la aculturación y al rechazo de las especificidades que distinguen a las naciones.

Por ello, el deber moral requiere obrar por la consolidación de las vías de conocimiento, entendimiento y comunicación entre los pueblos, capitalizando la diversidad cultural y haciendo de la misma una palanca para enriquecer la civilización humana, en lugar de instaurar el rechazo y el odio. Así pues, el éxito de cualquier iniciativa de diálogo civilizatorio es tributario de esta condición fundamental.

Por otra parte, todos los actores concernidos, ya sean instituciones nacionales, instancias internacionales, organizaciones no gubernamentales, medios académicos, intelectuales y mediáticos, para asumir sus responsabilidades colectivas en la materialización de mecanismos prácticos capaces de realizar un «vivir juntos» apaciguado y sereno.

En este sentido, valoramos la idea de la integración de la juventud, a través de Internet, en el debate en torno a temas como el de esta Conferencia, partiendo de nuestra firme convicción de la necesidad de aprovechar todos los canales posibles para la escucha permanente de la juventud y de sus preocupaciones y ambiciones, en consideración de que constituyen los forjadores del mundo futuro.

Excelencias, Señoras, Señores,

En un mundo marcado por distintas contradicciones, atravesado por crisis multiformes, no debemos ser simples espectadores de la eclosión de un nuevo modelo civilizatorio universal, regido por la globalidad las nuevas tecnologías, sino que debemos ser actores fundamentales del mismo.

En este sentido, debemos ataviarnos de la honradez intelectual para poder desarrollar medios inéditos con el fin de comprender el mundo e influir en el mismo, sin caer en la aculturación ni dejarnos arrastrar por el rechazable fanatismo y xenofobia.

En consideración de la complejidad de nuestra época y de la interferencia de las problemáticas contemporáneas, y a pesar de las crisis y tensiones que conoce así como de las guerras y conflictos, y a pesar de los retos sociales, medioambientales, securitarios y del desarrollo, a los que se enfrenta la humanidad, se hace necesaria la propagación del espíritu de esperanza y optimismo, dirigiéndonos hacia el futuro para edificar un mundo más seguro y más estable, más equitativo y más humano.

En este sentido, exhortamos a la superación de la estrecha visión intelectual que considera las sociedades como meros Estados y pueblos que conviven o compiten entre sí, para elevarlos a un concepto más amplio y más positivo, que hace de las naciones y de los pueblos elementos diversos de un solo ente, el de la humanidad. Efectivamente, ello requiere que cada componente ponga sus capacidades al servicio de todos, en un marco de la complementariedad y armonía.

De ahí la importancia de una interacción positiva de las diversas expresiones la verdadera riqueza de la humanidad, arraigando la conciencia con respecto a la comunidad del destino y a la inexorabilidad de la vida en común, lejos de cualquier forma de egoísmo, fanatismo u odio ciego.

Excelencias, Señoras y Señores,

Estamos convencidos de que esta conferencia, por la probada reputación de sus participantes de amplia experiencia, competencia y clarividencia, va a contribuir en el arraigo de la conciencia con respecto a las problemáticas relacionadas con el diálogo de las civilizaciones y de las culturas, a través de las recomendaciones y propuestas oportunas que generarán vuestros debates, en beneficio de toda la humanidad.

Al reiteraros la bienvenida en vuestro segundo país, Marruecos, deseándoos una feliz estancia entre nosotros, imploramos a Dios Todopoderoso corone vuestros trabajos con el éxito.

El saludo, la bendición de Dios el Altísimo y sus gracias, sean con vosotros."