Discursos Reales

Texto íntegro del discurso Real con motivo del 63 aniversario de la Revolución del Rey y del Pueblo

SM el Rey Mohammed VI ha dirigido, este sábado, un discurso a la Nación con motivo del 63 aniversario de la Revolución del Rey y del Pueblo.

Este es el texto íntegro del discurso Real:

"Loor a Dios, la oración y el saludo sean sobre nuestro señor Enviado de Dios, su familia y compañeros,

Querido pueblo,

La celebración de los acontecimientos históricos no es únicamente para rememorarlos, sino también para recordar los valores y principios que inspiraron a las pasadas generaciones para edificar el presente y emprender el camino del futuro con toda confianza.

En este sentido, la celebración de la Gloriosa Revolución del Rey y del Pueblo no puede ser una excepción a esta regla, por lo que viene a constituir una renovada revolución cuya antorcha va pasando de una generación a otra.

Si la misma reviste arraigados significados patrióticos que tienen que ver con el aferramiento de los marroquíes a su Rey y al sacrificio por la libertad e independencia de su patria, también adquiere significados relacionados con la vinculación de Marruecos a su entorno magrebí y africano.

La etapa histórica en la que surge esta revolución fue marcada por la coordinación y solidaridad entre los dirigentes de la Resistencia marroquí y del Frente de liberación nacional argelino.

En este contexto, se acordó, en su momento, hacer del segundo aniversario de la Revolución del 20 de agosto una ocasión para expandir la Revolución a los países magrebíes, produciéndose entonces sublevaciones populares en las distintas partes de Marruecos y Argelia.

La Resistencia marroquí ofreció también ayuda material y moral a la Revolución argelina en su enfrentamiento a la violenta campaña de las fuerzas coloniales que buscaban su exterminación, antes de celebrar su primer aniversario.

La sublevación y solidaridad antes referidas, contribuyeron a reavivar el ánimo en la Revolución argelina. Ambos países tuvieron también un importantísimo papel en la liberación e independencia de África.

Cuan necesitados nos hallamos del mencionado espíritu de solidaridad en las actuales circunstancias que atraviesan los pueblos árabes y la región magrebí, para hacer frente a los retos comunes del desarrollo y la seguridad.

Así pues, aspiramos a renovar el compromiso y la sincera solidaridad que para siempre unen a los pueblos argelino y marroquí, con el fin de seguir obrando conjuntamente, con sinceridad y buenas intenciones, para servir las causas magrebíes y árabes, así como para hacer frente a los retos que desafían el continente africano.

Querido pueblo,

Los problemas que en la actualidad viven los pueblos africanos, como pueden ser el subdesarrollo, la pobreza, la emigración, las guerras, los conflictos, la desesperación y la precipitación hacia los grupos extremistas y terroristas, no son sino el resultado de las catastróficas políticas adoptadas por el colonialismo durante largas décadas.

Éste esquilmó sus riquezas, hipotecó las capacidades y futuro de sus hijos, dificultó el camino de su desarrollo y sembró las causas de los conflictos entre sus países.

A pesar de los enormes perjuicios ocasionados, estamos, sin embargo, persuadidos de que África tiene capacidades para promover su desarrollo y cambiar su destino con sus propias manos, gracias a cuanto anima a sus pueblos como fuerte voluntad y a sus capacidades humanas y recursos naturales.

En este sentido, Nuestra decisión para la vuelta de Marruecos a su lugar natural en el seno de su familia institucional continental, constituye la materialización del compromiso de seguir obrando a favor de la defensa de las causas de los pueblos africanos.

Para Marruecos, África es más que una mera pertenencia geográfica y una vinculación histórica, más bien representa profundos vínculos humanos y espirituales, así como fructíferas relaciones de cooperación y de palpable solidaridad; es la prolongación natural y profundidad estratégica de Marruecos.

Esta multidimensional vinculación coloca a Marruecos en el corazón de África y coloca a África en los corazones de los marroquíes; esto mismo es lo que nos ha llevado a situar a África en el centro de la política exterior de nuestro país.

Estamos convencidos de que el interés de Marruecos se halla en el de África, y su destino no puede realizarse sin la misma. Para nosotros, el progreso y la estabilidad, si no son compartidos, no pueden existir.

Marruecos siempre da a los pueblos de su continente y no espera recibir nada de ellos. Su compromiso para con sus causas y preocupaciones jamás fue para aprovechar sus riquezas y recursos naturales, a diferencia de lo que ocurre con el llamado nuevo colonialismo.

Si es normal que Marruecos se beneficie de la cooperación con sus hermanos en África, sin embargo, siempre procura que los beneficios sean comunes.

Nosotros no consideramos a África como un mercado para vender y dar salida a los productos marroquíes, o un dominio para la ganancia rápida, sino más bien un espacio de trabajo común que busca desarrollar la zona y servir al ciudadano africano.

En este marco, Marruecos contribuye, junto con los países africanos, a la realización de proyectos de desarrollo humano y de servicios sociales que inciden directamente en la vida de los habitantes de la zona.

Marruecos, por ejemplo, no sólo exporta medicamentos, sino que también procura construir fábricas para producirlos, así como levanta instituciones y centros sanitarios.

También realiza infraestructuras, centros de formación profesional y técnica y proyectos que procuran empleo e ingresos estables, como es el caso de las aldeas de pescadores, el apoyo a los pequeños agricultores y el estímulo para la preservación de los ecosistemas.

La mejor prueba de todo ello está en la realización del proyecto de protección y valoración de la bahía de Cocody en Abidjan, en el marco de un modelo único de cooperación entre las instituciones públicas concernidas en Marruecos y Costa de Marfil, con la participación eficiente del sector privado de ambos países.

Esta visión solidaria e integradora, que rige las relaciones entre Marruecos y sus hermanos en África, requiere que todos los actores ante los cuales hemos abierto el espacio de participación en esta orientación, deben asumir sus responsabilidades y cumplir con sus compromisos, a fin de preservar la credibilidad de nuestro país.

África para nosotros no constituye un objetivo, sino un compromiso para con el ciudadano africano, esté donde esté.

El interés que dedicamos a la mejora de sus condiciones dentro de su país, no difiere de aquel que tienen los inmigrantes africanos en Marruecos; todo lo contrario de lo que sufren en numerosas zonas del mundo.

Querido pueblo,

Marruecos es uno de los primeros países del Sur en adoptar una verdadera política de solidaridad para el recibimiento de los inmigrantes subsaharianos, de acuerdo con un enfoque humanitario integrado que preserva sus derechos y su dignidad.

En la aplicación de esta política, nuestro país, sin arrogancia ni vanidad, y sin desprecio ni discriminación, ha procedido a la regularización de la situación de los inmigrantes, de acuerdo con criterios razonables y equitativos, que les permiten unas condiciones adecuadas para establecerse, trabajar y vivir dignamente en el seno de la sociedad.

Esto no es de extrañar en el trato que los marroquíes guardan a sus huéspedes. Efectivamente, las virtudes de generosidad, bienvenida y buena recepción, se hallan arraigadas en nuestra cultura y tradiciones ancestrales.

Naturalmente, nuestros hermanos africanos se enfrentan a determinadas dificultades en Marruecos, que nada tienen que ver con su color o nacionalidad, o con su condición de inmigrantes. También gozan de los mismos derechos.

Podemos registrar con enorme consideración y satisfacción la buena conducta y trato que distingue a dichos inmigrantes, así como su seriedad en el trabajo y su respeto de la ley y de los valores y constantes sagrados de los marroquíes.

Quisiera insistir en que no hacemos sino cumplir con nuestro deber hacia este sector, porque son personas obligadas por las duras condiciones a arriesgar sus vidas y alejarse de sus familias y de sus países.

Esta política humanitaria ha permitido que nuestro país sea merecedor de ocupar, junto con Alemania, la presidencia conjunta del Foro Mundial de  Migración y Desarrollo durante el bienio 2017 – 2018.

Marruecos, que durante mucho tiempo rechazó los procedimientos adoptados por otros para tratar las cuestiones de la migración, y que han hecho ver su fracaso, se enorgullece de lo que está haciendo en el dominio de acogida e integración de los inmigrantes, y no va a dar marcha atrás en este procedimiento práctico y humanitario.

En cuanto a aquellos que le critican, y antes de proferir insolencias, que por lo menos ofrezcan a los inmigrantes una mínima parte de lo que hemos realizado.

Lamentamos el sesgo tomado por la gestión de las cuestiones migratorias dentro del espacio mediterráneo, ya que se carece de cualquier política real para la integración de los inmigrantes.

Lo máximo que se les puede ofrecer son oportunidades de empleo con drásticas condiciones a las que difícilmente pueden responder muchos de ellos.

Querido pueblo,

Todo el mundo habla de la problemática migratoria y de los dramas humanos que sufren los emigrantes. 

Tal situación es agravada por la proliferación del fenómeno extremista y terrorista, así como por el intento de relacionarla, con razón o sin ella, con los migrantes, particularmente en Europa.

En este contexto, quiero invitar a los marroquíes residentes en el extranjero a aferrarse a los valores de su religión y a sus arraigadas tradiciones, para hacer frente a este fenómeno que les es ajeno.

Les incito igualmente a preservar la buena reputación que se han granjeado y tener paciencia en estas difíciles circunstancias, así como unir sus filas, colocándose siempre a la cabeza de los defensores de la paz, la concordia y la convivencia en los países de su residencia.

Bien comprendemos la difícil situación que están viviendo, padeciendo las consecuencias de una deformación de la imagen del Islam y los efectos de las operaciones terroristas que también se han segado numerosas vidas entre esta comunidad.

Por otra parte, también sufren las reacciones y acusaciones que algunos les dirigen en consideración de su religión.

Nosotros, por supuesto, condenamos fuertemente el asesinato de los inocentes y creemos que matar a un monje o sacerdote está prohibido por la religión; matarle dentro de una iglesia es una locura imperdonable; porque es un ser humano y un hombre de religión, no importa que no sea musulmán. El Islam nos recomienda hacer el bien con la gente del Libro. Dice el Todopoderoso: "No establecemos ninguna diferencia entre sus Enviados", y también dice "Piadoso es quien cree en Dios, en el Último Día, en los Ángeles, en el Libro y  en los Profetas".

No son musulmanes los terroristas que se presentan en nombre del Islam, y nada les vincula al Islam cuando esgrimen pretextos de esta religión para justificar sus crímenes y locuras; es gente descarriada que tiene por único destino el perpetuo infierno.

Por ignorancia, creen que lo que hacen es una lucha sagrada. ¿Pero cuándo se consideró matar a los inocentes como lucha sagrada? Dice el Altísimo: "No agredáis, Dios no ama a los agresores".

¿Acaso la razón puede aceptar que Dios, el Clemente y Misericordioso, mande a una persona autoinmolarse o matar a inocentes, sabiendo que el Islam no autoriza ninguna forma de suicidio, cualesquiera que fueran sus motivos? Dios el Altísimo dice: "quien matare a una persona sin que fuere por otra o por extender el escándalo por la tierra, fuese juzgado como si hubiese matado a todo el género humano".

El Islam es una religión de paz. Dice el Altísimo: "¡Oh  creyentes,  entrad todos en la paz!"

En el Islam el yihad o la guerra santa, obedece a estrictas condiciones, como puede ser la absoluta necesidad defensiva, y no puede ser para matar o para agredir, prohibiendo matar a personas so pretexto del yihad.

Y es también una condición para cumplirse el yihad el que sea convocado por el Emir de los Creyentes, que es quien posee tal competencia, y no puede proceder de cualquier individuo o grupo.

Los que lanzan llamadas para matar y agredir, así como excomulgan a la gente sin motivo ni razón, interpretando el Corán y la Tradición del Profeta del modo que responda a sus deseos, no hacen sino mentir a Dios y a su Profeta.

Este es el verdadero ateísmo. Dice el Altísimo: "¿Quién es más injusto que aquel que miente contra Dios y desmiente la verdad cuando le llega? ¿No está en el Infierno la morada de los infieles?". También dijo Nuestro elegido Abuelo, la oración y el saludo serán sobre él: "Quien me atribuye mentiras de manera intencionada, que espere su morada en el infierno".

También explotan a algunos jóvenes musulmanes, sobre todo en Europa, que desconocen la lengua árabe y el verdadero Islam, para difundir sus erróneos mensajes y descaminadas promesas.

¿Acaso la sana razón puede aceptar que la recompensa para el yihad consista en lograr una cantidad de doncellas de bellísimos ojos negros? ¿Acaso es lógico que quienes escuchen música sean deglutidos por la tierra, amén de otras mentiras?

Los terroristas y extremistas utilizan todos los medios de persuasión para atraer a los jóvenes hacia sus filas y para cometer agresiones contra las sociedades que creen en los valores de libertad, apertura y tolerancia.

Un determinado número de grupos y organizaciones islamistas consideran que tienen una referencia en la religión y que representan el verdadero Islam, lo que significa que los demás se excluyen de esto. La realidad es que aquellos se hallan muy lejos de esta religión y de sus tolerantes valores.

Tales consideraciones son las que estimulan la difusión de las ideas extremistas, takfiristas y terroristas, ya que los defensores del terrorismo creen que en esto reside el camino hacia el verdadero Islam. Esta gente debe percatarse del grado de responsabilidad que asumen en los crímenes y dramas humanos que suceden en nombre del Islam.

Así pues, todos estamos en el punto de mira, y todo aquel que piensa o cree en lo que acabo de decir, constituye un objetivo del terrorismo. El terrorismo atentó anteriormente en Marruecos y luego lo hizo en Europa y en numerosos puntos del mundo.

Ante la expansión de las locuras en nombre de la religión, todos, ya seamos musulmanes, cristianos o judíos, debemos formar una sola fila para hacer frente a cualquier forma de extremismo, odio u ostracismo.

La historia de la humanidad es el mejor testigo de que es imposible realizar el progreso en cualquier sociedad donde impere el extremismo y el odio, porque constituyen el motivo principal de la inseguridad y estabilidad.

La civilización humana está llena de modelos exitosos que demuestran que la interacción y convivencia entre las religiones generan sociedades civilizadas abiertas, dominadas por el amor y la concordia, así como por la plena prosperidad.

Esto mismo se materializó en las civilizaciones musulmanas, particularmente en Bagdad y al-Andalús, que representaron grandes civilizaciones humanas en lo que a desarrollo y apertura se refiere.

Querido pueblo,

Las respuestas nacionales que Marruecos ofrece con relación a numerosas cuestiones complicadas, tanto regionales como internacionales, como el desarrollo, la migración y la lucha antiterrorista, se enmarcan dentro de su firme compromiso de servir a los pueblos de África.

Esto no debe extrañar porque Marruecos siempre ha estado a la cabeza de los defensores de la liberación de nuestro continente. En ello no hacemos sino continuar la vía trazada por nuestros precursores antepasados, que creyeron en África y obraron sinceramente a favor de su unidad, apertura y progreso de sus pueblos.

Con esta ocasión, queremos rememorar mediante Nuestras oraciones y Nuestro engrandecimiento, las límpidas memorias de los héroes de la Gloriosa Revolución del Rey y del Pueblo, Nuestro Venerado Abuelo y Nuestro Venerado Padre, Su Majestad el Rey Mohammed V y Su Majestad el Rey Hassan II, Dios tenga a ambos en Su Santa Misericordia, así como a todos los dignos mártires de la Patria.

Wassalamou alaikoum warahmatoullahi wabarakatouh".